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(Información ofrecida por el Institut Català d'ornitologia).

El primer caso de marcaje de aves con un fin científico se remonta al siglo XII, en Alemania. Según los relatos del Prior del monasterio del Cister, una Golondrina común (Hirundo rustica) fue marcada en el nido con un papel que decía "¿Dónde va la golondrina a pasar el invierno?". La primavera siguiente regresó la golondrina con una respuesta que decía: "A Asia, a la casa de Petrus". Ya en el siglo XVIII, el ornitólogo alemán J.L. Frish marcó golondrinas con nombres escritos en tinta desteñible con el agua. La primavera siguiente las golondrinas regresaron con las marcas de color visibles. Con aquel experimento se comprobó que las golondrinas no invernaban en el agua como hasta entonces se creía. En cualquier caso, se considera que el primer marcaje de las aves con finalidad científica fue realizado en Dinamarca por H.C. Mortensen, en 1899, el cual colocó anillas numeradas con la dirección del remitente a un grupo de estorninos. Desde aquellos primeros tiempos los marcajes de aves han evolucionado y se han diversificado mucho.

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En la actualidad, para marcar a las aves se utilizan anillas de gran variedad de tamaños y materiales en función del tamaño y estructura de las patas, el tipo de hábitats que frecuentan y la utilidad que se le quiera dar a la anilla.

En este último caso es posible utilizar diferentes tipos de anillas y marcas para identificar a las aves a distancia, sin la necesidad de capturarlas de nuevo, reduciendo así el esfuerzo del anillador, y permitiendo que otros ornitólogos sean capaces de identificar al individuo que las porta. Muchos flamencos y gaviotas son marcados con estos métodos de lectura a distancia.

También se utilizan estos métodos cuando se quiere tener al ave localizada cuando está en libertad, moviéndose e interaccionando con el medio y con otros animales. También es más útil en trabajos que pretenden estudiar las diferencias que pueden existir entre las diferentes subpoblaciones de una especie concreta (por ejemplo, si los adultos se van fuera de las mejores zonas de nidificación o cual de los padres alimenta más tiempo a sus polluelos).

También es posible realizar experimentos o responder a muchas preguntas concretas al tener marcadas individualmente a cada ave para poder considerar por separado el comportamiento de cada una de ellas.

Muchas aves son capturadas en el nido, cuando son pollos y por lo tanto no pueden volar. Para anillar a los individuos que ya ha abandonado el nido se pueden emplear algunos de los diferentes métodos disponibles, en cualquier caso los anilladores han de garantizar el bienestar de los animales que anillen.

Una vez capturadas las aves son alojadas en bolsas de tela o cajas especiales para que estén tranquilas, seguras y protegidas hasta el momento de ser anilladas, cosa que ha de realizarse lo más rápidamente posible para acelerar su liberación.

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La individualización de los miembros de una población conseguida gracias al anillamiento proporciona un método más potente para estudios intensos que pretenden proporcionar respuestas a preguntas concretas. Algunos sencillos ejemplos de estas preguntas pueden ser:

  • ¿Cambios de pareja de las aves de una especie concreta durante una estación reproductora?

  • ¿Consiguen algunos individuos siempre los lugares de privilegio a la hora de alimentarse?

  • ¿Cuántos individuos de una población utilizan más tiempo a la alimentación suplementaria para sobrevivir en invierno?

  • ¿Existen diferencias en los tiempos que dedican a vigilar a los depredadores entre los individuos de una especie?

Para darnos cuenta de la importancia de tener a los animales marcados individualmente nos fijaremos en la pregunta número tres: ¿Cuántos individuos de una población utilizan más tiempo a la alimentación suplementaria para sobrevivir en invierno?

Imaginemos que durante el invierno colocamos en nuestro jardín un comedero con cacahuetes y pipas, y controlamos si hay diferencias entre las preferencias de alimento según el sexo de los individuos de la especie Carbonero Común (Parus major).

Como los machos y las hembras de esta especie se pueden diferenciar bien a través de unos prismáticos, ya que los machos tienen la banda negra de las partes inferiores más amplia, podemos anotar que sexo tienen los carboneros que vienen a comer.

Si resulta que han venido 25 pájaros, 15 de ellos son hembras y 10 machos, podemos concluir que o bien hay más hembras que machos en la población o que las hembras han venido más al comedero. Sin marcaje individualizado los resultados obtenidos serían:

 

Sexo

Visitas

Nº de pájaros

Hembras

15

15

Machos

10

10

 

Pero como no teníamos marcados individualmente a los pájaros podemos estar equivocados en estas conclusiones. Imaginemos que hay 5 machos, y cada uno ha venido al comedero dos veces; en cambio no hay más que cuatro hembras, tres de ellas han venido una sola vez al comedero, y la cuarta, digamos por ejemplo que se encuentra en malas condiciones físicas y necesita del comedero para recuperarse, ha realizado 12 visitas. Los marcajes individualizados de los pájaros hacen que los resultados sean muy diferentes:

 

Sexo

Visitas

Nº de pájaros

Hembras

15

4

Machos

10

5

 

En este sencillo ejemplo queda clara la importancia de tener a las aves marcadas de forma individual antes de realizar según que tipos de estudios.

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