La Perdiz Pardilla (Perdix perdix) es una de las especies orníticas residentes más escasas de cuantas se pueden encontrar en la provincia de Burgos. El Atlas de las Aves Nidificantes de la provincia de Burgos (1996)* estimaba en 50-70 el número de parejas reproductoras. Esto, sumado al carácter tímido y huidizo que presenta, hace que sea una de las aves más difíciles de observar.

Esta especie se caracteriza por tener las partes superiores pardas, con listas y manchas de color castaño y blanco, la cabeza castaño rojiza, y las partes inferiores grises con una mancha oscura en forma de herradura en el vientre, mayor y más destacada en los machos. Los jóvenes tienen el plumaje pardo, y carecen de la mancha ventral.

Habitante típico de paisajes montanos, la distribución de esta especie en la provincia se reduce a los picos más altos de la Cordillera Cantábrica (Montes de Somo, Montes Obarenes, Valle de Valdebezana) y del Sistema Ibérico (Sierras de la Demanda y Neila), siendo en este último donde se concentran el mayor número de parejas. Durante el invierno, pueden realizar descensos altitudinales si las condiciones climatológicas se hacen extremas.

Gregaria, tiende a formar pequeños grupos fuera de la época reproductora. Sus costumbres y comportamiento difieren poco de su pariente, más abundante y conocida, la Perdiz Roja (Alectoris rufa). Cuando está tranquila se mueve pausada con el cuerpo recogido y la espalda arqueada, en busca semillas, hojas y pequeños animalillos, tales como gusanos, babosas e insectos. Sin embargo, cuando se siente amenazada, su semblante cambia por completo, entonces estira el cuello y coloca el cuerpo más erguido y se mantiene expectante a todo cuanto acontece a su alrededor. Es reacia a emprender el vuelo, por lo que si es necesario alejarse del lugar prefiere hacerlo a la carrera.

Nidifica en el suelo, y la puesta, que  consta de entre 10 y 20 huevos, es incubada por la hembra durante unos 23-25 días.

Grado de amenaza:

- España: Vulnerable.
- Burgos: En peligro.

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